Nace el 7 de febrero de 1873, hijo de Valentín y Lucía, y hermano de Miguel, de Teresa, y de Tomás. Eran sobrinos carnales de Juan Pedro Montero Pérez. Todos ellos estuvieron en Buenos Aires, los varones empleados en la casa San Miguel, y Teresa, por matrimonio con Higinio Montalvo.
Tanto Pedro Montero, como sus hermanos Tomás y Miguel figuraban en la relación de direcciones de 1912, de la Asociación Protectora de Viniegra de Abajo, en la casa de Elías Romero de Buenos Aires. Asiste a la asamblea de constitución de la comisión de la Asociación en Buenos Aires, acompañado de su esposa Juana Montero con la que había contraído matrimonio en Viniegra de Abajo el 18 de febrero de 1911, y su hija Juana. En ésta es elegido presidente de la comisión, y tomó acto seguido la presidencia para continuar con la misma. A su hija Juana, de corta edad, la incluye también en la relación de donantes y cuotas para la Asociación, con un donativo de 25 pesos.
Pedro Montero Montero asiste en Viniegra de Abajo el 23 de febrero de 1913, a la Asamblea extraordinaria de la Asociación y es portador de la copia del acta de constitución de la comisión de la Asociación en Buenos Aires el 1 de diciembre del año anterior, y una vez finalizada su lectura, la Asamblea toma los acuerdos, a los que se ha hecho mención anteriormente. También asistió a la Asamblea General ordinaria de la Asociación, en Viniegra de Abajo, del 15 de octubre de 1918 en la que, al debatirse en qué emplear los intereses sobrantes del capital de la Asociación, una vez cubiertas las necesidades de enseñanza primaria, se aprobó su propuesta de autorizar a la Junta Directiva de la Asociación para que pagase a la sociedad de médico y botica la cantidad que corresponda a las cuotas de todos los niños y niñas menores de 14 años.
En enero de 1920, su esposa dio a luz en Buenos Aires, a otro de sus hijos, y en agosto de 1922, con motivo de haber echado el tejado de la casa que estaba construyendo en la calle de Domingo Sangrador, sin que hubiese ocurrido el menor accidente, dio una espléndida merienda a todos los obreros que habían tomado parte en la misma y buen número de amigos, hasta 65, los que al destaparse el champán de Villaviciosa y entre la neblina que formaba el humo de los habanos, felicitaron al dueño de la futura casa, deseándole largos años de ventura en la misma y al constructor Ricardo Hernando, por la inteligencia y buen gusto en su ejecución, y la que aún hoy, constituye un ornato más de la citada calle. Pedro Montero correspondió a las numerosas felicitaciones poniendo a disposición de los presentes su nueva propiedad, por lo que fue muy elogiado.
En julio de 1923, todo hacía indicar que ya había regresado de modo definitivo a España, pues a partir de esa fecha todos los años viajaba de Madrid a Viniegra a pasar el verano y regresaba de nuevo al terminar el mismo a Madrid, en donde residía con su familia en la calle Velázquez 18. Sus dos hijos varones Manuel y Pedro se licenciaron más tarde en Derecho y en Medicina. En julio de 1925 El Najerilla daba la noticia de que Pedro Montero y familia regresaba de Madrid en su precioso auto Hispano Suiza, y su hermano Tomás Montero, y en octubre del mismo año regresa en su auto a Madrid acompañado también de su familia. Tomás Montero, una vez en Viniegra de Abajo, viajaba a Brieva con su madre Lucía Montero. Tomás Montero estaba casado con María Sáinz, natural de Brieva de Cameros.
En diciembre 1925, se estaban construyendo los muros en los sitios de mayor peligro de la carretera desde el Colmenar hasta el empalme de Ventrosa, costeados por Pedro Montero Montero. Otro de sus donativos fue la máquina de hacer hielo, que para uso de la medicina municipal donó al ayuntamiento de Viniegra, y cuya falta se había hecho sentir en algunas ocasiones. Por este donativo y por la construcción de los muros el Ayuntamiento acordó darle un muy expresivo Voto de Gracias, del que dejó constancia en el libro de Actas.
En enero de 1928, el río Urbión invadió la zona urbana ocupada por las nuevas construcciones de viviendas, debido al rápido desnieve ocurrido a causa del fuerte temporal de nieves y aguas, causando grandes desperfectos en el camino vecinal de Viniegra de Arriba, en el Canal de la Electra Valvanera, y dejando al descubierto los cimientos de la casa de Pedro Montero, a pesar de las obras que se habían llevado a cabo a raíz del desbordamiento que tuvo lugar en 1916.
El 28 de agosto de 1928, hubo un hecho anecdótico del que fueron, en parte protagonistas Juanita Montero, su padre y Rufino Villar.
“Al haber dado a luz una mendiga, a una niña, inesperadamente en el Asilo, dio lugar a que el joven estudiante de medicina Rufino Villar, que por casualidad pasaba por dicho sitio, acompañado de varios amigos, pusiese en práctica sus conocimientos médicos, asistiendo a la parturienta; con tal motivo, se hizo el bautizo de la recién nacida, con el rumbo que jamás aquí le haya igualado ningún otro. Envuelta en ricos pañales, acompañada de los padrinos que lo fueron el referido Rufino Villar y la bella señorita Juanita Montero, y numerosas amigas, fue llevada a la iglesia en el auto del señor padre de la madrina, Pedro Montero, al que daban escolta el de Vicente Martínez y Valentín Sangrador, repletos de jóvenes de ambos sexos, cerrando la comitiva un landó tirado por brioso corcel de raza árabe, guiado por un cochero brasileño y un lacayo senegalés, ambos más negros que la pez, que llamaron la atención por ser los primeros ejemplares vistos en ésta de la raza negra, regresando en igual forma y tirando a los chicos abundantes dulces y dinero, habiéndosele impuesto a la nueva cristiana el nombre de Ana Juana”.
En enero de 1935 regresan a Viniegra, procedentes de Madrid, Miguel Montero y su hermano Pedro e hijas señoritas Juanita y Luchi, y probablemente no regresarían a Madrid hasta final de la Guerra Civil, pues en julio de 1940 se da la noticia que habían llegado a Viniegra, procedentes de Madrid, los señores Montero. Año en que la colonia veraniega era muy numerosa. En julio de 1942, llegan a Viniegra a pasar las vacaciones, procedentes de Madrid, los jóvenes Montero.
En mayo de 1944 se celebró en Madrid el enlace matrimonial de la señorita Lucía Montero Montero, hija de Pedro Montero y de Juana Montero, con el ingeniero industrial Francisco Marín Moreno, descendiente de Viniegra.
Durante años esta casa estuvo vinculada a la familia Villar por el matrimonio de su hija Juanita Montero con Rufino Villar, hijo de Nicanor Villar, a la postre médico y director del hospital de La Rioja. En la actualidad la casa ha dejado de ser propiedad de la familia.