Venancio Moreno Romero
Nació en Viniegra de Abajo el 4 de abril de 1830, tres años antes que Elías Romero Laguardia. Se formó en la escuela de Viniegra de Abajo, en el entorno de su familia y de la localidad y emigró, seguramente, hacia los 13 años a Andalucía, como era costumbre, concretamente a Sevilla en donde ya existía, antes de 1843, una colonia de viniegreses, que donaron ese año a la escuela, la cruz con la que, los alumnos, acompañados de sus maestros, asistían los domingos a la iglesia. A Venancio se le puede considerar, tal vez, como el epílogo de la emigración a Andalucía. Como consecuencia de la emancipación de las Colonias (1810-1824), se interrumpen las relaciones comerciales y de todo tipo con América, y a partir de estas fechas, Andalucía deja de ser lugar de emigración, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
Venancio Moreno, probablemente sin descendientes directos, hizo la donación al final de sus días, como otros donantes o fundadores. En sesión de 14 de mayo de 1905, el alcalde de la villa informaba que, le habían comunicado, que Venancio Moreno había muerto en Sevilla y había dejado en su testamento la cantidad de 40.000 ptas. para que sus albaceas testamentarios construyesen un nuevo edificio con destino a las escuelas de la villa y que, al mismo tiempo, solicitaban del Ayuntamiento que se les asignase solar donde construirlas. El Ayuntamiento, en la misma sesión, tomó el acuerdo de ceder gratuitamente el espacio sin uso de la vía pública que había en la plaza de Elías Romero Laguardia que, por lo céntrico y saludable, era, a su juicio, el que reunía mejores condiciones y comprendía una superficie de 17 metros de largo de Este a Oeste y de 12 de norte a sur, un total de unos 200 m2, y cuya cesión precisaba la necesaria autorización del Ministerio de la Gobernación.
En la sesión del Ayuntamiento de fecha 24 de marzo de 1906, se dio cuenta que el Ministerio de la Gobernación había cedido a Paulino García Cid Tirado, natural de Viniegra de Abajo, testamentario de Venancio Moreno Martínez, el mencionado solar a los únicos efectos de construir, en el mismo, el edificio para las escuelas. En sesión de 1 de julio del mismo año el Ayuntamiento tomó el acuerdo de nombrar una comisión para que estudiase y aprobase el proyecto de construcción del edificio de las escuelas que, probablemente, fue redactado teniendo en cuenta el R. D. de 28 de abril de 1905, y las normas técnicohigiénicas de la misma fecha, por los elementos de que consta el edificio, y que había sido elaborado teniendo en cuenta los criterios del Museo Pedagógico Nacional, del que era director en aquellas fechas el riojano Bartolomé Cossío, natural de Haro.
En el acta del Ayuntamiento de 4 de junio de 1907, se deja constancia de que ese día, a las 3 de la tarde, se colocó la primera piedra de la construcción del edificio escolar, que fue entregado a la corporación, ya construido, en sesión extraordinaria, el 19 de noviembre de 1908. El amplio y bello edificio, orientado a mediodía, construido en piedra rosada, típica de la zona, en la plaza de Elías Romero Laguardia, contaba con cuatro plantas, planta baja, prevista para recreos, primera planta en la que se encontraban dos aulas de más de 60 m2 cada una, una para la clase de niños y otra para la de niñas; en la segunda planta las viviendas para los maestros, y en Ja tercera un desván. Cuenta el edificio con dos escaleras, una para niños y otra para niñas, debido a la separación de sexos que existía. En la planta baja se encuentran además los servicios, separados también para niños y niñas.
La construcción de este edificio tuvo una gran importancia para Viniegra de Abajo. En el siglo XIX en España, tanto en la ciudad como en el medio rural, las escuelas funcionaban en locales habilitados, pero no construidos como edificios escolares propiamente dichos. Se habilitaban espacios para la instalación de la escuela, pero se construían muy pocos edificios escolares. Sin esta dotación difícilmente hubiese podido contar Viniegra de Abajo con un edificio construido expresamente para escuela. Por otra parte, como se ha visto, era imprescindible ofrecer local para la creación de la escuela nacional.
Evolución
Tres fechas son por tanto claves en el devenir de la actual escuela de Viniegra de Abajo:
- El año en que entra en funcionamiento las escuela, tal y como se ha comentado.
- El año de la fundación de la Asociación Protectora de Viniegra de Abajo, cuyo primar gran objetivo era la contribución al desarrollo de la educación de los niños de la villa. La Asociación Protectora fue una de las últimas en constituirse, pero fue probablemente la que mejor alcanzó sus objetivos educativos, seleccionando maestros, pagado el sueldo de los mismos, y programando permanencias y mejoras para los alumnos, e incluso llego a desarrollar un plan de iniciación profesional, (probablemente de cara al comercio en Argentina).
- La fecha en la que fue declarada Escuela Nacional, con maestros por oposición y el sueldo a cargo del Estado. A partir de ese momento la Asociación Protectora, al no tener que hacer frente al sueldo de los maestros amplio sus objetivos a otras obras públicas y sociales.
En la década de los 70 la continuidad de la escuela estuvo en riesgo ante el intento de la Administración de llevar a los alumnos a la Escuela Hogar de Ortigosa. No se sabe como, pero el ayuntamiento pudo evitar tamaño disparate, cuando aún contaba la institución con más de 25 alumnos.
A finales del siglo XX, dada la centralidad del municipio y las posibilidades del edificio, esta escuela recogió la organización académica de los alumnos de las Siete Villas.
Antecedentes
Con anterioridad a 1908 el municipio y sus autoridades prestaron gran atención a la formación de los hijos del pueblo.
Martín Matute Pérez, Domingo Izquierdo, Santos Tornero, Elías Romero, Vicente Salaverri, Domingo y Nemesio Sangrador, entre otros, fueron hombres que se abrieron brillante camino por el mundo de los negocios y de las letras, probablemente y ente otras causas, por su cuidada educación temprana.
A sus 80 años Santos Tornero consideraba cosa digna de dejar constancia el que:
“Todos los hijos de Viniegra en aquel entonces, -entorno a 1818- hombres y mujeres, adquiriesen en la escuela los necesarios conocimientos de primera instrucción”, atribuyéndolo a que el Ayuntamiento, además de facilitar local y pagar al maestro había establecido, indirectamente, la obligatoriedad de asistir a la escuela los niños y niñas desde los 6 a los 12 años, al cobrar a los vecinos por cada hijo o hija que tuviesen de esa edad, una módica cuota anual, asistiesen o no a la escuela, y la prioridad que para él tenía la educación sobre la instrucción”.
Y matizaba, que a su juicio:
“todo hombre honrado y laborioso, dedicado a las tareas de la industria o del comercio, aunque no haya tenido la fortuna de haber adquirido una adelantada instrucción universitaria, si su educación ha sido esmerada y correcta puede contribuir a los progresos efectivos y útiles de un país, más eficazmente que el hombre de vasta instrucción, pero no bien educado. La instrucción sin la buena educación suele producir muy amargos frutos”.
Casi todos los municipios serranos tenían la misma preocupación por la educación de sus hijos, en todos había escuela de Primeras Letras, y en Canales Escuela de Gramática. A destacar la de Viniegra de Arriba y Brieva con edificios propios anteriores y asociaciones protectoras tambien muy eficaces.
Gracias al Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752, se puede saber hoy que, en esa fecha Viniegra contaba con una escuela de Primeras Letras, así como las demás villas, regentadas por maestro y para cuyo pago había establecida una determinada cantidad por parte del municipio, además de la que podían aportar los padres de los alumnos. En concreto, Viniegra de Abajo contaba con escuela, a la que también podían asistir niñas y un maestro, que tenía asignado el sueldo anual de 400 reales del municipio.
Por el Diccionario de Pascual Madoz de 1846, sabemos que en un siglo más tarde, Viniegra de Abajo tenía escuela mixta, dotada con 2.000 reales anuales, a la que concurrían 65 alumnos, 43 niños y 22 niñas para un solo maestro, por lo que para atender a todos tenía que afinar en la organización del aula y en la distribución de su tiempo entre los distintos grupos de alumnos.
El nivel de alfabetización de los pueblos de la sierra era muy superior al de los del valle y las ciudades, y muy superior a la media nacional.
Con el mayor agradecimiento al Dr. Miguel Zapater Cornejo, cuyo estudio de investigación sobre la Asociación Protectora de Viniegra de Abajo ha sido el germen de esta inicativa.
Fuentes documentales:
- Miguel Zapater Cornejo – Miembro de la Sociedad Española de Historia de la Educación. IER.
- Jose Santos Tornero – editor.
- Revista el Najerilla.
- Balance y memorias de la Asociación Protectora de Viniegra de Abajo.
Instituto de Estudios Riojanos.