La historia de Viniegra resulta apasionante. El hallazgo de tumbas y de una estela visigótica, encontrada hace pocos años en el recinto urbano del pueblo, apuntan a la existencia de asentamientos visigóticos y testimonian la antigüedad de la fundación de la villa.

Parece ser, que Viniegra fue la ciudad de Lutia. Fue allí donde Retógenes el Caraunio, reclutó a 400 jóvenes para luchar contra Escipión, durante el asedio de Numancia. Fue en el pico de la Traición, donde fueron entregados y les cortaron la mano derecha, logrando así asestar dos golpes a sus habitantes: el primero físico, dejando inútil a la población trabajadora, y el segundo moral, impidiendo a los guerreros morir honorablemente en el campo de batalla puesto que no podían empuñar armas.

Tras prestar apoyo al Conde Fernán González, perteneció durante siglos a la corona de Castilla.

Con el nombre de Viniegra de Yuso, aparecía incluida en la relación de 44 pueblos que integraban el Señorío de Cameros, donado en el años 1366 por Enrique de Tratámara al caballero Juan Ramírez de Arellano, por su apoyo en la lucha contra Pedro I el Cruel. Desde entonces perteneció al señorío de los condes de Aguilar e Inestrillas, herederos del dominio de Cameros, según aparece constatado en el Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1751.

Tras la desaparición de los señoríos en el s. XIX (1811), pasó a ser villa de la provincia de Soria, hasta la creación de la provincia de Logroño el 30 de noviembre de 1833.

LAS OCHO VILLAS DEL VALLE DE CANALES.
SUS FUEROS Y PRIVILEGIOS, ANTERIORES AL SIGLO XIV.
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LEYENDA DE LUTIA

La historia se sitúa en el año 133 A.C. durante el cerco y asedio de Numancia. El ejército romano, mandado por Publio Cornelio Escipión (El Africano) esperaba tomar la ciudad.

El héroe Retógenes, acompañado de cinco numantinos consiguió atravesar las líneas enemigas y fue en busca de ayuda al pueblo de Lutia. Enterado Escipión, y como castigo les cortó la mano derecha a los 400 jóvenes lutenses.

Escipion

Cuenta la leyenda que la ciudad de Lutia se encontraba en lo que hoy es Viniegra y el monte conocido como El cerro de la Traición (en la sierra de Urbión) es el lugar donde fueron entragados los jóvenes.

Esta teoría es difícil de sostener si tenemos en cuenta algunos datos como: el origen Arévaco del pueblo lutense, la distancia a que se sitúa en algunos libros de historia, la cantidad de jóvenes…

Lutia

En cualquier caso forma parte de las historias que desde años han ido pasando entre distintas generaciones de viniegreses. Y como decía el tío Florián: “nos cuesta menos creerlo que ir a investigarlo”

LA LAGUNA DE URBIÓN

Se cuenta que la laguna de Urbión no tiene fondo, y está comunicada con el mar. Incluso a finales del s. XIX (1894) se decía que unos maderos que flotaban en el agua pertenecían al barco “Reina Regenta”, que naufragó en Gibraltar.

Otra creencia es que cuando hay tempestad en el mar se agitan las aguas de la laguna.

La iglesia se vió obligada a intervenir ante el dicho de que las personas que se acercaban eran tragadas por una fuerza misteriosa.

Una expedición científica dejó claro que la profundidad máxima está entre 5 y 8 metros. Hoy en día quedan pastores que pasan muchas jornadas junto a la laguna y dudan de estos datos.

LÁGRIMAS DE SAN MILLÁN

Nos situamos en San Millán, una ermita en el camina a Urbión, aproximadamente a una hora de Viniegra. Cerca de la ermita hay una gran cascada natural, el Chorrero y junto a él, una cueva. Se dice que allí vivió San Millán.

Cuenta la leyenda que San Millán y Santa Áurea (patrona de Villavelayo) eran novios y riñeron en lo que hoy es la Venta de Goyo, y cada uno se fue hacia un valle.

San Millán, triste por lo ocurrido, cuando subía hacia la cueva, iba llorando y esas lágrimas se secaron y hoy se pueden encontrar en el camino que lleva a la ermita.

El primer sábado de agosto, se celebra la romería a la ermita de San Millán. Es tradición al subir hacia la ermita, ir buscando las lágrimas de San Millán (que en realidad son trocitos de cuarzo).

LA TUMBA DE SANTA MARINA

Santamarina

En la entrada al pueblo hay un sepulcro que se dice
que fue de Santa Marina. 

Junto a ese lugar, existió una ermita de la que no queda rastro alguno.

JOSÉ SANTOS TORNERO (1808 - 1894)

El viniegrés José Santos Tornero convirtió el periódico de Chile
en el gran referente del periodismo latinoamericano

No es uno de nuestros personajes más conocidos, ni tan siquiera de los ilustres. Apenas ha tenido relevancia en La Rioja y, sin embargo, forma parte del periodismo universal (sobre todo del hispano) y es una de las personas de la enciclopedia y de la Historia de Chile por méritos propios. Nacido en Viniegra de Abajo (1 de noviembre de 1808), José Santos Tornero fue el gran editor del diario chileno ‘El Mercurio’ al que colocó en una dimensión desconocida hasta entonces. Durante 33 años, él y su familia mantuvieron la propiedad del diario más antiguo y prestigioso de Latinoamérica. Un pionero del periodismo más actual, del debate, de la discusión y de la libertad, comprometido profundamente con sus orígenes españoles y con su país de adopción, Chile, hasta los tuétanos.

Así fue este hombre de Viniegra de Abajo, hijo de León Tornero y Francisca Montero, como reconoce hoy su tataranieto Gustavo Tornero Silva, que trabaja en la recuperación familiar de este riojano universal.
Doscientos años después de su nacimiento, ‘las reminiscencias’ del viejo editor riojano en Chile son de las que dejan una huella profunda entre españoles y descendientes de aquellos riojanos de la emigración. Él mismo fue uno de los precursores de lo que vendría a ser una terrible sangría a finales del XIX y comienzos del siglo XX en nuestra región.

Riojano, librero, periodista y editor entre sus múltiples facetas públicas, Santos Tornero llegó al hermoso puerto de Valparaíso a finales de 1834. Allí decidió asentarse y en un establecimiento de José Vicente Sánchez conoció a Carmen Olmos, su futura esposa, con la que contrajo matrimonio en 1837. Tuvieron trece hijos, de los que hoy desciende una nutrida colonia que podría sobrepasar las 300 personas.

Su trayectoria personal y profesional no tiene parangón. La misma Historia de Chile lo reconoce hoy como uno de los valores culturales y humanos, como un ilustrado empresario y editor, como un periodista de los que dejan poso por su compromiso, por la palabra, los hechos y su labor social. En definitiva, un serrano, un riojano de los que dejan huella.

Triunfó como comerciante y editor, compró ‘El Mercurio’ en 1842 a Manuel Rivadeneyra. Su familia lo mantuvo 33 años. Para ello tuvo que vender sus librerías. Durante este tiempo, tras un pavoroso incendio en 1843, abrió librerías que sirvieron como sucursales y agencias del diario e imprenta. Nunca se arredró.

Santos Tornero tuvo una personalidad deslumbrante, defendiendo las libertades, el comercio, la educación y los valores sociales. No hay mejor ejemplo que el suyo para conocer el secreto profesional, lo que que le condujo a la cárcel por no revelar la identidad de la autoría de un artículo sobre la guerra entre Perú y Bolivia. También conoció el cierre de su periódico durante tres meses. Se aparcó durante la guerra entre Chile y España y hasta fue el impulsor de cambiar la letra del himno chileno por considerarla ofensiva con su país natal. Lo logró.

Tornero