En la Asamblea de 10 de septiembre de 1939, se retoma la moción presentada por Nemesio Sangrador en la asamblea ordinaria de 1934, y se ve la imperiosa necesidad de mejorar o construir un lavadero que ofrezca mayores comodidades y condiciones de higiene. Después de un cambio de ideas y de puntos de vista, se acuerda que ésta sea una de las primeras obras a llevar a cabo. A continuación, se procede a anunciar, en pública subasta, la venta de las fincas donadas a la Asociación por Rosa y Elvira Pérez Tobía, que se adjudicaron a Gregorio Espiga, por ser el mejor postor, en Ja cantidad de 2.855 pesetas.
En la asamblea de 15 de diciembre de 1940 se aprueba el proyecto de obras a ejecutar por este orden; aguas corrientes, lavadero, muros y refugios. En relación al lavadero se acuerda hacer las reparaciones necesarias en el existente en la calle del Campo, en vez de, como se había pensado, construir el nuevo. En la reunión de la Junta Directiva del 15 de marzo de 1942 se trata, de nuevo, el tema del lavadero y se vuelve a la situación anterior de construir uno nuevo. Según se hacía constar en acta, se contaba con un plan bien meditado, con todos los detalles de higiene y comodidad, pero con el inconveniente de no disponer de los recursos necesarios. En vista de ello se acuerda solicitar del Ayuntamiento la cantidad de 10.000 ptas., reintegrables tan pronto como la filial de Buenos Aires enviase los recursos necesarios, que no tardaron en llegar. En la asamblea ordinaria de 28 de septiembre del mismo año, se deja constancia del ingreso de 20.862,35 ptas. De éstas 10.000 eran para el problema de las aguas corrientes.
En la asamblea ordinaria de 28 de spetiembre de 1942 se toma la iniciativa de homenajear a Nemesio Sangrador, y se acuerda dar su nombre a la calle del Caño (desde la fuente a la fragua) y el mismo nombre al lavadero en proyecto. Al final de la asamblea se dio lectura a la carta del Banco Santander de Logroño de fecha 19 de septiembre de 1942, por la que se comunicaba que, la filial de Buenos Aires, había remitido en pesetas, el equivalente a 19.879 pesos argentinos , para iniciar las obras del lavadero, pero a pesar de la gran satisfacción que produjo este envío, las obras de su ejecución se demorarían de nuevo.
En la Junta Directiva de 4 de abril de 1943, a la que asisten los albañiles Ricardo Hernando, Sabas Domínguez y Tomás Cámara, se les encarga la confección del pliego de condiciones para anunciar a subasta las obras del lavadero, y su cooperación como técnicos. Una vez redactado el pliego de condiciones se acuerda anunciar, por bando, para que el que esté interesado en la construcción del lavadero, presente el pliego de condiciones en sobre cerrado hasta el día 11 del mismo mes, en el Ayuntamiento. El día 11 de abril de 1943 se reunió en el Ayuntamiento la Junta Directiva para la apertura de pliegos, y solo se había presentado un único pliego, que suscribían Sabas Domínguez , Ricardo Hernando, Tomás Cámara y Prudencia Peña, por un importe de 35.580 pesetas que la Junta lo consideró elevado. De nuevo ésa, se reunió con los albañiles para ver si podían ajustar más el precio, y así comunicárselo por telegrama a la filial de Buenos Aires. En tanto, el dinero previsto para lavadero se desvió para llevar a cabo otras obras.
Los hermanos Montero comunicaron que a la comisión de Buenos Aires les parecía caro el lavadero, y que para esa comisión era también primordial el arreglar la carretera desde puente Canto hasta más allá de la ermita de la Soledad, que se había reparado en 1932, pero pronto se había deteriorado. En el acta de la asamblea de 18 de julio de 1944 se da cuenta que, han terminado las obras de reparación de las aguas corrientes, y de que habían sobrado 86 sacos de cemento, y que para aprovecharlos en los meses de verano, se veía la conveniencia de iniciar o no las obras del lavadero ya acordadas, o también al asfaltado de la carretera. Después de un amplio debate, se acuerda, anunciar por bando, Ja presentación de proyectos para la construcción del lavadero y asfaltado de la carretera. A Ja vista de ello, y del estado económico de la Asociación, se acuerda convocar nueva asamblea para decidir lo que se considere más conveniente.
En la asamblea general ordinaria de 6 de agosto de 1944 , se discutió de nuevo la construcción del nuevo lavadero, en condiciones más económicas que las anteriores. Se acordó solicitar un crédito de 15.000 ptas. y se nombró una comisión integrada por Félix Prado, Miguel Montero y Amado Moreno, para que estudiasen el proyecto y formulasen las reformas en el mismo, si lo considerasen necesario, y anunciar la subasta para el día 3 de setiembre, próximo a las 12 horas. El 9 de agosto de 1944 se reunió de nuevo la Junta Directiva para estudiar y aprobar en su caso, la propuesta presentada por la citada comisión, que una vez leída y comentada se aprobó, y se decidió la construcción inmediata del lavadero público con las condiciones y cláusulas presentadas y aprobadas. El 15 de agosto de 1944 se vuelve a reunir la Junta Directiva y se acuerda solicitar del Ayuntamiento la concesión a la Asociación del terreno y edificio del actual lavadero en ruinas, para construir en su lugar el nuevo.
El 15 de octubre del mismo año se vuelve a reunir la Junta Directiva, con la presencia de Félix Prado. Se acuerda pedir presupuesto para su lucido y elevar la fachada Este, pues quedaba muy baja en relación con la plaza, y llamar a un fontanero para la ejecución de todo lo relacionado con la entrada y salida de agua, y quede en condiciones de funcionamiento. En esta misma reunión se da lectura al escrito del Ayuntamiento concediendo el terreno para el edificio del lavadero. El 10 de febrero de 1945 se vuelve a reunir la Junta Directiva con la presencia de Félix de Prado, a fin de ultimar los detalles para la terminación del lavadero. Se acuerda llamar a licitación para la construcción de aceras de cemento alrededor del edificio, empedrado de calles, canales de riego, muros sobre la calle Elías Romero, y después de la apertura de los pliegos, se adjudica a Sabas Domínguez, por 1.007,50 ptas. por ser el más económico. El 5 de marzo de este mismo año, se vuelve a reunir la Junta Directiva y se aprueba el presupuesto para la puerta de entrada del lavadero público, ordenando su pronta ejecución, y se comisiona y ordena la compra de herrajes para la misma.
Ante las dificultades que se habían observado para el desvío del agua desde el pilón de los Caños para los canales de riego y de éstos al lavadero, se acuerda, en la reunión de 15 de abril, encargar a Lucio Corral para que, construya, a uno de los costados del mencionado pilón, una arqueta con sus correspondientes tomas para el lavadero, y regaderas laterales, a fin de que, con su cierre hermético no sean necesarias tapaderas de ninguna otra clase y llegue el agua, por su canal correspondiente al lavadero, en condiciones y sin residuo de ninguna clase. El 30 de abril se vuelve a reunir la Junta Directiva, con la presencia de Félix Prado y se acuerda encargar las correspondientes placas para el lavadero público y calle Nemesio Sangrador, para colocarlas en su lugar, en el momento oportuno. Por último, en la reunión de la Junta Directiva de 30 de junio de este mismo año, se acuerda inaugurar el lavadero el día 16 de julio , fiesta de la Asociación con el siguiente programa: Invitar al Excmo. Sr. Gobernador para que nos honre que su presencia en los actos de inauguración del lavadero público, para lo que se comisiona a Valentín Sangrador y a Ángel Villar para la invitación oficial, y en tanto se conoce si puede asistir se concretan los actos que tendrán lugar: Misa solemne; sermón alusivo al día; responsos; bendición del lavadero; descubrimiento de lápida, perpetuando la memoria de nuestro siempre recordado socio Nemesio Sangrador, reparto de golosinas a los niños; y baile público en la plaza. En la reunión del 14 de julio se da cuenta de haberse recibido telegrama del Gobernador, lamentándose no poder asistir a los actos, y se acuerda llevar a efecto el programa aprobado el 30 de junio. Y el mismo día 16 de julio se decide mandar un telegrama a Dª Claudia Mendizábal, esposa de Nemesio Sangrador, con respecto al acto.
Antes de la toma de posesión del lavadero público, se acordó nombrar una comisión integrada por Miguel Montero, Fernando Gómez y Amado Moreno para que, a la vista del pliego de condiciones, visitasen la obra y observasen si había deficiencias en la misma, conforme a lo estipulado con los contratistas. Y recibido su informe, el 8 de agosto del mismo año, se acuerda tomar posesión del lavadero, y asiste al acto, en representación de los contratistas, Ricardo Hernando.